lunes, 26 de octubre de 2009

Crónica de una citadina.

Siempre me suelo autodefinir como una citadina, y no lo hago con la intensión de decir que es algo bueno o superior a ser una campesina (como el sistema actual está acostumbrado a creer y decir); sino más bien lo hago para recalcar una característica negativa para mí, y no solo de mí sino creo que de mi generación, que se ha visto abocada a abandonar el campo y dirigirse a vivir en las ciudades.
Yo nací en la hermosa ciudad de Cuenca, mis padres nacieron en la hermosa ciudad de Cuenca, mis abuelos también nacieron en la hermosa ciudad de Cuenca y a consecuencia de tanta hermosura mi árbol genealógico ha estado condenado a no conocer otro tipo de hermosuras.
Utilizando una hipérbole podría decir que pertenezco a la generación que: “no conoce el árbol de papa”, “piensa que el agua viene del grifo”, “piensa que la leche sale de la tienda”. Siendo menos hiperbólica soy de una generación que no reflexiona de donde provienen las cosas que son indispensables para su vida y en consecuencia no las valoramos.
El azar, la suerte o la lotería me han llevado a conocer más de cerca estas cosas tan simples y al mismo tiempo tan importantes; y explicando mi hipérbole de una forma simple digo que ahora ya sé que las papas nacen debajo de la tierra, que el agua viene de unos hermosos ríos y lagos que cada vez están más contaminados (por citadinos), que la leche viene de las vacas y que cuidarlas y ordeñarlas es un trabajo diario, arduo y con remuneraciones muy bajas.
Diciéndolo de una forma más real digo que: he aprendido a valorar todo lo que como citadina tengo al alcance de la tienda; que comprendo y valoro que para que haya llegado ahí se dieron situaciones muy complejas pasando por las terribles explotaciones y desigualdades sociales, y sobretodo, en la coyuntura actual, que en el campo es en donde viven una pequeña porción de personas pero grandes por su trabajo e indispensables para la vida de todos l@s ecuatorian@s, que no son actitudes infantiles el defender con uñas y garras el entorno en donde vivimos…

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